También desaparecieron las situadas en las calles Plocia y Sopranis; la de la plaza de San Francisco no funciona desde hace semanas. De esta forma se incita, una vez más, a que cada cual circule con su vehículo cuando le venga en gana.
Y dicho esto, nos hacemos una serie de preguntas: ¿por qué se compraron estos sistemas de control de acceso de vehículos si sabían que al cabo del tiempo iban a eliminarlos? ¿Quién autorizó este despilfarro con el dinero de los contribuyentes? ¿Qué razones existen para haber cambiado de opinión y autorizar el acceso libre y sin control alguno? Esta es la ciudad peatonal que nos quieren vender.
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